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| von swissinfo, Rosa Amelia Fierro

Una apasionada luchadora deja el Parlamento suizo

Cécile Bühlmann ha defendido, sin concesiones, los derechos de las mujeres y los inmigrantes. Sus posturas en favor del asilo y contra el racismo le han valido más de una amenaza.

Con ella se va una 'política de pura sangre', una 'Madre Coraje', reconocen incluso sus adversarios políticos.

Cecilia, como le gusta ser llamada por los hispanohablantes, estuvo 14 años en la escena política oficial como consejera nacional (diputada) del Partido Verde. Pero su ideología feminista y su apertura a otras culturas tienen raíces en su hogar en Sempach, en el cantón de Lucerna.

"Creo que el hecho que mi madre fuera italiana tuvo que ver con mi futura posición sobre los inmigrantes", reconoce. Ella era adolescente cuando en los 60 escuchaba una y otra vez: "Hay demasiados inmigrantes, se aprovechan de nosotros, son violentos...".

La madre de Cecilia no se quedaba pasiva ante tales comentarios, los enfrentaba. Poco después, la hija haría lo mismo. "Mi decisión de trabajar como profesora a Littau, donde estaba el porcentaje más grande de inmigrantes en el cantón, no fue casual", recuerda.

Primero como turista, después como parlamentaria
Allí enseñó primero a italianos, después a españoles, portugueses y turcos. Conoció primero a las personas y luego visitó sus países de origen. Y en cada uno practicaba uno de sus pasatiempos favoritos: los idiomas.

Fue el español el que le abrió las puertas a América Latina. En su juventud hizo un viaje por varios países del subcontinente, a los que volvería años después, no como turista, sino como parlamentaria, para constatar el rol de la cooperación internacional de Suiza.

Dos viajes oficiales de parlamentarios la llevaron a Cuba y a Guatemala, estuvo en Chiapas (México) en misiones de paz, en Venezuela como conferencista del Foro contra la Tecnología Genética y en Ecuador para discutir el tema del acceso al agua.

Fue interesante comunicarme con todos en su propio idioma, sin traductor, dice Cecilia. Además, "ya desde mi juventud, como mujer de izquierda y progresista, movimientos políticos como los de Cuba o Nicaragua, el asesinato de Allende y el régimen de Pinochet en Chile, hicieron que me ocupe todavía más de América Latina".

Ausencia de la política oficial: discriminación
Marcada ya por su lucha antirracista en Suiza, al conocer Latinoamérica 'in situ', el tema de los indígenas se volvió central para esta política. "Su situación es marginal, está lejos de esa imagen folclórica y colorida. En Ecuador fuimos hasta la cima de los Andes para ver qué hace la cooperación suiza por el desarrollo de esa población".

Los indígenas, continúa, son la mayoría de la población en muchos países, pero no están representados en la política oficial. "Eso muestra claramente el racismo existente contra estos pueblos, que viven en condiciones tan malas que muchos ni siquiera son conscientes de la discriminación que sufren, la asumen como algo casi natural".

"Aprendí muchísimo de mis viajes a Latinoamérica, pude abrir puertas a niveles oficiales", manifiesta hoy Cecilia, aclarando que esas oportunidades sólo se le presentaron por su rol de parlamentaria. Y que una de las cosas que más lamenta tras su salida de la política oficial es lo difícil que será mantener esos vínculos.

Racismo y desigualdad en Suiza
Con la misma dureza con que critica la 'discriminación total' de la mujer en Latinoamérica, Bühlmann juzga la discriminación femenina en Suiza, "algo que experimenté en carne propia, así como la discriminación contra los inmigrantes, que viví a través de mi madre. Mientras allá la población autóctona es la discriminada, aquí lo son los inmigrantes".

¿Y qué lugar ocupa la defensa de la naturaleza para una política Verde como Cécile Bühlmann? "Los Verdes siempre han seguido el principio ecologista, pero desde el principio también fue muy importante lo social, la igualdad entre hombres y mujeres", responde.

Porque la destrucción de los recursos naturales, agrega, tiene mucho que ver con las condiciones sociales de los seres humanos y por eso no se pueden separar estos dos aspectos.

Bühlmann no entiende que haya gente que se preocupe más por el bienestar de gatos maltratados que del bienestar de inmigrantes y refugiados. "Detesto esta tendencia entre algunos protectores de animales y algunos sectores de los Verdes. Claro que hay que proteger a la naturaleza, pero en primer lugar están los seres humanos".

Esta forma de decir las cosas y su estilo tan personal de hacer política, dejan huella, y no sólo entre sus correligionarios, para quienes, "acaba una era", sino también para sus adversarios. Como dijo Otto Laubacher, de la derechista Unión Democrática del Centro (UCD): "En el futuro me faltará una contrincante".

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