La política de igualdad entre mujer y hombre en Suiza

El largo camino de las suizas hacia la igualdad de derechos

Conferencia de Cécile Bühlmann, Ex-Parlamentaria Federal y Ex- Jefa de Fracción de los Verdes
Mesa redonda con Maribel Montano, Responsable de la Secretaria Nacional de Igualdad del Partido Socialista Obrero Espanol


Suiza es el último país del mundo que ha dado a la mujer los derechos políticos, Esto se consiguió en 1971. Desde entonces las mujeres suizas han recuperado terreno con mucha rapidez. Esto ha sido solamente posible gracias a la tenaz lucha de las mujeres políticas feministas, a las cuales durante muchos años yo he pertenecido.

Así conquistamos por primera vez en 1981 un artículo en la Constitución que nos garantiza iguales derechos.

Este artículo, el 8, dice lo siguiente:
1 Todas las personas son iguales ante la ley.
2 Nadie puede ser discriminado por razón de origen, raza, sexo, edad, lengua, posición social, forma de vida, convicciones religiosas, ideológicas o políticas o por minusvalías físicas, psíquicas o mentales.
3 El hombre y la mujer tienen los mismos derechos. La ley vela por la igualdad legal y real, sobre todo en la familia, formación y trabajo. Hombres y mujeres tienen derecho a percibir igual salario por igual trabajo.

La ley de Igualdad

A partir de aquí, hemos luchado por una ley de Igualdad que hiciera efectivas en la práctica las normas constitucionales.

La ley de Igualdad (GlG) entró en vigor el 1 de julio de 1996. Es un instrumento importante para impulsar la igualdad real del hombre y la mujer. La GlG actía sobre todos los aspectos de la vida laboral: desde la incorporación al trabajo, pasando por la formación continua hasta el despido, desde el salario hasta el acoso sexual en el lugar de trabajo. Prohibe asimismo toda discriminación directa o indirecta.

La GlG prevé ayuda financiera para proyectos de orientación y servicios de asesoramiento para promover la igualdad de sexos en la vida laboral. En la GlG están definidas las tareas de la Oficina Federal para la Igualdad de Derechos hombre-mujer.

Demandas de Igualdad

Las disposiciones de la Ley de Igualdad deben facilitar el ejercicio efectivo de los derechos. A este fin, se introduce un procedimiento gratuito para los procesos relativos a demandas de igualdad, se facilita la prueba, se regula la presencia de las asociaciones como parte acusadora, así como se establece la protección de las mujeres despedidas del trabajo por motivos de venganza. Los cantones están obligados a institucionalizar servicios para la conciliación previa al juicio. En el caso de infracciones contra la ley de Igualdad pueden acudir las partes a los servicios de conciliación gratuitamente.

Mujeres y hombres tienen derecho a igual salario por igual trabajo. Este principio está anclado desde 1981 en la Constitución. La ley de Igualdad de 1996 debe mejorar la realización práctica de este derecho. En la práctica no es, sin embargo, siempre fácil. La discriminación se esconde en diversos niveles. Son justamente y de igual manera valoradas las típicas ocupaciones de mujeres? Es el rendimiento de las mujeres valorado de igual manera que el de los hombres? Incluso hoy es relevante la desigualdad salarial: la mujeres perciben por término medio un 20% menos que los hombres y en el caso de cuadros es casi un 30% menos. Factores como formación, experiencia profesional y antigüedad pueden explicar algunas de estas diferencias. Sin embargo, aproximadamente un 60% de las diferencias salariales son atribuibles a la discriminación.

Conciliación de la vida profesional y familiar

En el camino hacia la consecución de la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer es la conciliación (compatibilización) de trabajo y familia un factor clave. Dos tercios de las mujeres con niños en edad preescolar trabajan remuneradamente. No obstante, han reducido su porcentaje de trabajo por término medio a un 30%. Ahora como antes asumen las mujeres la mayor parte del trabajo en la familia y en el hogar. Los hombres dedican principalmente su energía a la vida profesional. Sólo cuando el padre incrementa su participación en el trabajo de la casa, dispone su compañera de mayor espacio para la vida profesional. La distribución justa entre trabajo remunerado y no remunerado comienza en la casa con compromisos de equilibrio entre las parejas.

El cometido de la Confederación

La Oficina Federal para la Igualdad entre hombre y mujer fue establecida por el Consejo Federal en 1988. Hoy es un Servicio del Departamento Federal de Interior. El artículo constitucional sobre la Igualdad y la ley de Igualdad constituyen las bases para su mandato. Sus funciones se pueden formular de manera sencilla como:

Promoción de la igualdad entre los sexos en todos los ámbitos de la vida.
Supresión de toda forma directa o indirecta de discriminación.

Indicadores de la situación de igualdad de la mujer y el hombre. Cifras relativas a las mujeres en %

Titulación máxima conseguida1
Enseñanza obligatoria 63.1
Formación terciaria 2 37.1
Profesorado de escuelas superiores 3 31.9
Actividad profesional 4
Actividad a jornada completa 29.1
Actividad a tiempo parcial 79.6
Empleadas en la dirección de empresas o con funciones de responsabilidad 34.2
Representación política
Consejo Nacional (Situación a sept.. 2006) 25.5
Consejo de representación cantonal (Situación a sept. 2006) 23.9
Gobiernos cantonales (Situación a febr. 2007) 20.5
Parlamentos cantonales (Situación a febr. 2007) 26.0

1 población entre 25 y 64 años en 2005
2 Escuelas Superiores Universitarias
3 Profesoras, demás docentes, asistentes y colaboradoras de investigación en 2005
4 Personas mayores de 15 años en 2006

Situación de igualdad entre el hombre y la mujer:

En la vida profesional continua habiendo diferencias relevantes. La cuota de ocupación de mujeres mayores de 15 años está por debajo de la correspondiente a la de los hombres (2006: 59,8% frente a 75,4%). La cuota de paro es por el contrario entre las mujeres ligeramente más alta. (2006: mujeres, 4,7%; hombres 3,4 %).

Muchas más mujeres que hombres trabajan a jornada parcial y consecuentemente trabajan los hombres claramente con mayor frecuencia a jornada completa que las mujeres. Solo un tercio de los puestos de trabajo directivos están ocupados por mujeres. Las mujeres ganan en el sector privado una media de un 19,9% menos que los hombres (2004; 1994: 23,8%). En el sector público consiste dicha diferencia en un 18,9% a nivel cantonal y en un 9,6% a nivel federal.

Trabajo en la casa y en la familia:

Escasamente en siete de cada diez parejas sin hijos, u otras personas a su cargo, y en ocho de cada diez hogares con niños menores de 15 años es sobre todo la mujer la responsable del trabajo de la casa y de la familia. Las mujeres dedican a estas ocupaciones domésticas por término medio el doble de tiempo que los hombres.

La igualdad en la ley, la igualdad en la práctica

Si hago un análisis de la situación jurídica, la conclusión es positiva: ya no existe nleyes que discriminen a las mujeres de manera explícita. Este es el resultado del trabajo llevado a cabo por las mujeres políticas durante los últimos 20 años. De manera implícita, sin embargo, puede haber leyes neutrales que tengan efectos discriminatorios para las mujeres. Por ejemplo, cuando la Seguridad Social depende fuertemente del trabajo remunerado y las mujeres están tan poco integradas en él, como se ha visto en las estadísticas mostradas, eso implica una peor situación de las mujeres en este ámbito, aunque no se pueda encontrar en la ley ni un solo artículo que las discrimine expresamente.

En los hechos, no se ha conseguido sin embargo la igualdad, pues mientras:

  • las mujeres en ciertos ámbitos sociales todavía estén peor situadas que los hombres,
  • el salario de las mujeres sea más bajo que el de los hombres,
  • no haya apenas mujeres en puestos de responsabilidad,
  • las mujeres realicen la mayor parte del trabajo necesario en la sociedad y no remunerado.
  • las mujeres estén más sobrecargadas por el trabajo profesional más el trabajo en el hogar,
  • falten suficientes servicios para el cuidado de los niños y de las personas que no puedan valerse por sí mismas.

no se puede hablar lógicamente de una situación real de igualdad.

Un par de señales positivas importantes en los últimos años

La norma sobre plazos, por la que se ha luchado tanto tiempo, fue aceptada por una gran mayoría hace dos años También un modesto seguro de maternidad ha sido finalmente, tras muchas peripecias, aceptado por la mayoría. Igualmente la penalización de la violación dentro del matrimonio ha sido tipificada como delito perseguible de oficio en el Código Penal y hace dos años la mayoría ha votado a favor de la Ley de Parejas de Hecho.

Tendencias alarmantes en los últimos tiempos

Actualmente existe el peligro de que las conquistas del Movimiento de Mujeres estén amenazadas e incluso de que pueda haber un retroceso.
Llama la atención, cómo regularmente en los debates presupuestarios la Oficina de Igualdad está en el punto de mira de los políticos que defienden las medidas de ahorro y cómo estos políticos lo tienen mucho más fácil en los últimos años: no tienen que exponerse a esgrimir argumentos antifeministas, les basta con hablar de las arcas vacías del Estado!.

En las dos últimas elecciones al Parlamento Nacional ha habido un verdadero desplazamiento a la derecha, que ha dado alas a las fuerzas reaccionarias. El SVP ha subido masivamente y se ha convertido en el partido más fuerte. Entre los 55 miembros de la fracción parlamentaria del SVP, hay sólo tres mujeres y una de ellas es la más joven de todo el Parlamento. Ellos se presentan como modernos e intentan presentar a mi generación de feministas como personas ancladas en el pasado, cuyo tiempo ya ha caducado.

Conclusiones de este análisis

Un cambio cultural de la envergadura de la utopía feminista no se puede alcanzar en un cuarto de siglo. Ese cambio cultural no es sólo una toma de conciencia sino también un cambio radical del reparto del poder. Por tanto, las resistencias son grandes. Esto, tanto yo como probablemente otras feministas lo hayamos infravalorado. Esto significa para mí, que hay que avivar la conciencia de la población con tenacidad y debates públicos. Esto significa también que las mujeres en todas partes dónde haya decisiones que tomar y donde se ejerza el poder, tienen que implicarse y participar. Como siempre, nadie va a regalarnos nada.

Hemos subestimado también que la capacidad de resistencia del patriarcado es muy grande y que necesitamos perseverancia para alcanzar nuestros objetivos. Pero todo lo que las feministas han pensado, analizado, discutido y escrito, el discurso feminista global, no puede retroceder jamás. Por esto, luchan hoy día muchas mujeres en muchos lugares. Este proceso es ciertamente largo y las resistencias son tercas, pero el proceso es irreversible, incluso aunque haya contragolpes como actualmente. Este proceso cambiará de manera sostenible el mundo. Sigamos en ello!

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